Regalos y Deseos

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Agradecimientos

A el Revistín

Llega un momento del año muy propicio para el agradecimiento, los regalos y deseos. Así que quiero agradecer el interés por la aportación que hago en el Revistín, y enviar mi presente como relato y deseo. 

Relato

“En un gran templo de Tailandia se alzaba desde antiguo una enorme estatua de Buda hecha de arcilla. No era una de las más bellas del arte tailandés, pero había sobrevivido 500 años y convertido en objeto venerado por ello.Testigo de violentas tormentas, cambios de gobierno e invasiones, pero resistente.

Los monjes del templo advirtieron que la estatua tenía grietas y necesitaba ser reparada y pintada. Tras una estación especialmente seca, una grieta se hizo tan ancha que un monje usó una linterna para investigar qué había allí dentro. Lo que apareció al iluminar la grieta fue ¡el destello brillante del oro! En el interior de aquella sencilla estatua, descubrieron una de las imágenes en oro de Buda más grandes y preciosas creadas en el sureste asiático.

Ahora, ya despojado de la capa de arcilla, el Buda dorado atrae a multitud de peregrinos devotos de todas partes de Tailandia. Los monjes creen que esta maravillosa obra de arte fue cubierta con arcilla para protegerla en las épocas de conflictos. En realidad, la capa de arcilla que había sido tomada por la imagen real, no era sino una protección que en su día fue necesaria, pero que ocultaba lo magnífico de la estatua.

Conclusión

De un modo muy parecido, cada uno de nosotros ha tenido que hacer frente a situaciones amenazantes que nos han llevado a cubrir nuestra nobleza innata. Al igual que la gente del lugar había olvidado al Buda de oro, también nosotros hemos olvidado nuestra naturaleza esencial.”

En esa brillante Esencia, que todos poseemos, se encuentra el bienestar. Mi deseo es ese descubrimiento.

Qué hacer…

¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo encontramos esa fortuna? Relacionándonos de manera inteligente con nosotros. 

Una relación inteligente con el cuerpo. Esto supone prestarle Atención no sólo cuando duele, sino escuchar los mensajes que nos manda para atender sus necesidades reales. Descubrir los sentidos, habitarlo de forma consciente, cuidarlo con alimentación, hábitos adecuados y algo de ejercicio, entre otras cosas.

Una relación inteligente con nuestros pensamientos. Esto significa comprender el funcionamiento de nuestra mente para que sea un amiga maravillosas. Desarrollarnos para crear una mente saludable, compañera y apoyo en cualquier circunstancia. Esa que no se enrede en las películas fatales que dirige para condicionarnos. Tener la intención y el empeño de establecerla en el presente sin que pueda columpiarse penosamente entre la culpa del pasado y el miedo del futuro. Que nos ancle al ahora para dejar de ser los únicos seres vivos sin conexión con la experiencia directa.

Una relación inteligente con nuestros sentimientos y emociones. Ser plenamente conscientes de qué sentimos, sin dejarnos arrastrar por explosiones emocionales que nos hacen perder los papeles. Sumergirnos en toda la gama de emociones creando una pausa que nos permita responder conscientemente en vez de reaccionar con el programa automático de “lucha o huye”.

Una relación inteligente con la actividad. Dentro de la sociedad en la que vivimos podemos elegir sumarnos al ritmo frenético que la caracteriza o abandonar esa compulsión. Necesitamos recuperar la contemplación, crear un equilibrio entre hacer y no hacer. Permitirnos estar realmente presentes en cualquier labor y también en el disfrute del silencio o la meditación. Esto enriquece, da profundidad y calidad a la vida.

Valoración

¿Qué hay que valorar en estas relaciones para convertirlas en sabias? Pues tenemos que plantearnos si la razón que nos mueve es el miedo o el Amor. Es preciso que desarrollemos el hábito de hablar y escuchar (nos) con Atención para descubrir el verdadero mensaje debajo de la apariencia.

Mi deseo para todos, nos sitúa en el Ahora, en el único momento que se desarrolla la vida. No permite que el pasado ni el futuro sean carceleros sino que utiliza el primero como trampolín y al segundo como riqueza de experiencia.

Siempre es agradable recibir regalos. Es nuestra responsabilidad decidir qué hacer con ellos.

Por una Navidad Consciente. Con Amor.

 
Publicado en el Revistín (Avilés) Dic. 2018

 

 

La Sabiduría de cada Historia

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La Sabiduría de cada Historia

Cuando mi hija mayor nació, su futuro se dibujaba poco prometedor y yo entré en un estado de apatía, sentía profundo cansancio, dormía mal, siempre estaba bajo el velo de la tristeza y aunque nunca contemplé el suicidio, en ocasiones las ventanas de mi cuarto piso me parecieron bastante atractivas. Las circunstancias fueron suavizándose con el tiempo pero no por una transformación milagrosa de mi hija, sino por el cambio de mi mirada hacia lo que su lesión cerebral suponía. De la mano de la aceptación y la confianza la vida me permitió apreciar lo que me ofrecía el presente incluyendo a mi maravillosa Ángela. Dejé de preocuparme por lo que podría sucederle en el futuro, así pude apreciar el regalo de su presencia, su compañía y vivir con entusiasmo.

Uno de los principales objetivos en la vida es conseguir el bienestar, ser feliz independientemente de la circunstancia vital. Si les preguntamos a papás y mamás qué quieren como destino para sus hijos, casi la totalidad contestará: quiero que sea feliz, que viva sintiéndose bien. Sin embargo este regalo de linaje no se entrega desde la carencia sino que nace de la vivencia sostenida. Creemos erróneamente que nuestro propio sacrificio puede dar la felicidad al siguiente pero únicamente cuando los hijos están inmersos en el cariño sereno de sus padres, cuando respiran el bienestar y la felicidad puede pulsar internamente la paz, felicidad y el optimismo como propios. Estamos interconectados con los demás y nuestro bienestar tiene un efecto de latencia positiva en los demás.

Mantener un estado de bienestar en un mundo lleno de sufrimiento es un verdadero arte y como cualquier artista, requiere practicar en ese elemento para mantener las habilidades del aquí y ahora. En los momentos difíciles, en esos que nos sentimos amenazados y llenos de miedo, podemos acudir a la Atención Consciente ya que vivir en bienestar no es sólo cuestión de buena voluntad, de una decisión tomada, sino que requiere entrenar esas cualidades específicas que todos traemos de serie.

El bienestar, ese gran sentimiento de libertad, se deriva de la práctica del desapego. Desapegados de resultados y expectativas podemos percibir profundamente el disfrute de cada día con lo que nos traiga. Si entendemos el orden natural de la impermanencia, que todo es efímero y sometido al cambio con el tiempo, no nos sumimos en la desesperación y el sufrimiento cuando algo termina o no se cumple, sino que la sabiduría del desapego hace que podamos mantener la sensación de bienestar y felicidad durante toda la vida.

Del desapego nace la mente de aprendiz y el equilibrio. Se trata de abrirnos interiormente a cada instante como algo nuevo, limpio, totalmente diferente a cualquier otro. La mente sorpresa acepta lo que es, lo que está ocurriendo desde un punto de serenidad, sosiego y estabilidad que entiende la naturaleza cambiante amén de la profunda interpelación de todas las cosas. 

 

Todo lo que acabo de escribir quiero resumirlo con una simple historia zen, para aportar una imagen a la propia reflexión interna. 

 

Un día, el hijo de un viejo granjero dejó, por descuido, la verja del establo abierta. El único caballo que tenían, escapó. Todos los vecinos vinieron a solidarizarse: -“¡Qué mala suerte!”. Sin embargo, el anciano no se inmutó, solo dijo:- “Puede ser, puede ser”.

Al día siguiente, el caballo volvió al establo y trajo consigo otros diez caballos salvajes que le siguieron desde las montañas. Ahora el granjero tenía once caballos y se había convertido en el hombre más rico del pueblo. Todos los vecinos fueron a visitarlo y le dijeron: -“Parece que al final fue un golpe de suerte que el caballo se haya escapado”. El anciano solo les respondió: -“Puede ser, puede ser”.

Al día siguiente, mientras su hijo estaba intentando domar a uno de los caballos, cayó y se rompió una pierna. Al acercarse el invierno, sin la ayuda del hijo en la granja, el anciano tendría que afrontar grandes problemas. Los vecinos le dijeron: -“En el fondo, fue un error. Ahora tienes los caballos pero no tienes a tu hijo para que te ayude. Es algo terrible”. El padre, en vez de lamentarse, respondió: -“Puede ser, puede ser”.

Una semana más tarde el ejército llegó al pueblo y reclutó a todos los jóvenes para luchar en una guerra suicida. Era posible que ninguno de ellos regresara a casa. Sin embargo, como el hijo del granjero tenía una pierna rota, no lo reclutaron y se quedó a salvo en el hogar. Una vez más, los vecinos le comentaron la buena suerte que había tenido. Nuevamente el granjero contestó: -“Puede ser, puede ser”.

Ahora te invito a que valores en que medida te acercarías al bienestar soltando todo eso que tu mente dice que debes hacer, tener o ser para conseguir la felicidad. Tal vez descubras que merece la pena entrenar tu mente para el equilibrio. ¿Puede ser?

Tal vez tengas tu propia historia para aprender. Si este artículo te parece interesante, te animo a comentar y compartir.

 
 

Motivador

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Motivador

La sombra de las novelas románticas y de los cuentos infantiles sobrevuela los comienzos de las creencias sobre el amor, llevando a muchas personas desde una pretendida felicidad a un sufrimiento irreversible.

La costumbre, la sociedad, el sistema nos vende algo idealizado que compramos sin hacer una revisión. Necesitamos pertenecer, estar en contacto y sentirnos amorosamente unidos a otras personas porque somos mamíferos buscando calor. El amor nos mueve.

Las relaciones afectivas ocupan una importantísima parcela en todas las vidas. Pueden ser origen de nutrición y crecimiento o de dolor y desencanto al mantener patrones no deseados. Cuando un bebé nace si se coloca encima del vientre materno, de manera instintiva, se arrastra hasta el pecho materno. El aroma del amor lo mueve. En la teta de su mami tiene lo que necesita: amor, calor, alimento, contacto, comunicación, seguridad. Lo tiene todo ahí. Mamá es su Universo en ese momento y durante muchísimos momentos más, porque esas dos personas independientes forman una perfecta simbiosis de Ser.

La poca comprensión de la sensibilidad humana y la limitada visión de lo que es dar y recibir contribuye a crear un daño en lugar de un precioso regalo de bienvenida para quien llega a la vida. Si yo, como bebé, miro a mi mamá, siento la verdadera conexión amorosa con ella.

Logro reconocerme en ese espacio nuestro que es el apego, la seguridad y el merecimiento de todo lo que necesito. Sé que es posible porque lo estoy sintiendo en mí y me da calma.

Mi esencia comprende e integra que la felicidad es una sensación de unión. Es algo intangible e imborrable lo que la lactancia materna, la piel con piel y otras experiencias posteriores aportan, como semilla, para lograr unas relaciones ricas, fértiles, armoniosas, cooperativas y amorosas.

Es en el seno de nuestra familia de origen donde establecemos los vínculos emocionales iniciales y desarrollamos un tipo de apego u otro dependiendo de estas primeras experiencias. El patrón de apego tiende a ser repetido en las relaciones de afecto posteriores.

Es algo que en Mindfulness lo vemos cada poco. En la teorías e investigaciones sobre el apego se revela la importancia de los vínculos entre el niño y sus padres.

Esto supone afecto y disponibilidad de los progenitores, que harán que el niño se sienta seguro y es clave para el desarrollo de una sana personalidad. El apego que los adultos establecemos con nuestras parejas lleva la marca de agua de lo que existió en nuestra infancia. Aunque, por supuesto, el tiempo y las experiencias van moviendo el timón.

No es ninguna tontería teórica absurda porque evolutivamente la seguridad conlleva supervivencia. Cuando se está cerca de una figura que es significativa para nosotros, nuestros seres queridos, el cerebro activa un mecanismo biológico específico que conlleva emociones que nos aportan seguridad y protección. No tener pareja, familia, clan, significaba la muerte en otras épocas. Por lo que el sistema de apego era una absoluta prioridad para la vida y la supervivencia como especie.

Hay tres maneras de percibir la intimidad y de responder dentro de la pareja.
• Desde el apego seguro, las personas se sienten a gusto en situaciones de cercanía, contacto y suelen ser cálidas y cariñosas. Los padres se mostraban sensibles, accesibles y atentos.
• Desde el apego ansioso, se anhela la intimidad pero se obsesionan con sus relaciones y dudan de la capacidad de la pareja para compensar su amor. La atención era esporádica o intermitente.
• Desde el apego evasivo, se equipara la intimidad con la pérdida de la independencia y continuamente tratan de evitar el acercamiento. El caldo de cultivo fue la rigidez, el desapego y distancia. 

Por supuesto esto no es una proporcionalidad directa y es muy simplista dibujar una línea recta entre padres sensibles y amorosos con adultos seguros y llenos de confianza.

Hay otros muchos factores que afectan e incluso se puede visitar distintos apegos en diferentes momentos vitales. Sin embargo es una variable que influye en gran medida en la construcción individual.
Las personas con apego evasivo suelen estar sin pareja frecuentemente. El estilo seguro suele tener una pareja con la que se siente bien. Las personas de apego ansioso, prefieren formar parte de una relación infeliz y aburrida que estar en soledad, con miedo y sin pareja.

Si tu estilo es evasivo pero encuentras una pareja segura, entonces pronto entra el aburrimiento porque no se activa la conquista. Si eres un estilo ansioso puede que confundas la calma con la falta de atracción. Cuando reconocemos nuestros estilos, podemos decidir conscientemente darnos algo más de tiempo para apreciar la seguridad de un estilo de apego apacible y sano.

 

Está demostrado que las personas se vuelven más seguras cuando están satisfechas en una relación con una persona de apego seguro. Porque cuando no gastamos la energía en crisis emocionales podemos orientar nuestro combustible vital del día a día, en creatividad, autocuidado, profesión, planes…bienestar.

Hay muchas relaciones que se han formado desde el miedo. Un miedo que se oculta atándose a otra persona. Ante la amenaza de la soledad y el temor creamos una venda para no ver la realidad, tal cual. La pareja no es camino fácil pero es un gran aprendizaje para responsabilizarse de los sentimientos propios. Comprender sobre el miedo, el control, la manipulación y permitir que cada parte enfrente sus propios demonios y los atraviese si quiere crecer.

Amar es más amplio que querer 

Amar es aceptar y permitir ser.