Esos momentos de la vida en los que tratamos de evitar emociones y sentimientos que nos molestan e intentamos cosas diferentes para evadirnos de ellos.
Tal vez conozcamos gente nueva (nuevas relaciones), vayamos a lugares diferentes (vacaciones), compremos cosas diferentes (coche, ropa, casa) o inventemos un nuevo cuerpo (dieta, lifting) para cambiar lo que sentimos por dentro.
Cuando esto no funciona, pasamos a otro nivel: las adicciones. (azar, drogas, alcohol, compras, aparatos electrónicos, porno…etc)
Son momentos efímeros en los que se elimina ese molesto sentimiento interior. Tendemos a asociar ese elemento externo a la desaparición de nuestro malestar y como nos hace sentir bien, nos gusta. El problema está en que cada vez necesitamos más de lo anterior para conseguir esa experiencia estimulante y comprobamos que cada vez dura menos en el tiempo. Creemos que lo exterior nos producirá el cambio.
Ya que tenemos esa tendencia a la adicción ¿porque no nos hacemos adictos a lo positivo, a lo que nos hace sentir bien, a la autenticidad?
Eliminar la distancia entre quien somos y quien aparentamos ser es nuestro desafío mayor.
¿Vivimos siendo quien realmente somos?
El cambio empieza en nosotros…siempre, desde el amor.