“QUIERO CUATRO LITROS DE MIDICINA”

-«¿Cuatro litros? ¿De qué medicina?
-De esas que curan cuando estamos enfermos
-Claro!, si estamos sanos no las necesitamos. ¿Y qué ha de curar esa medicina?

-Todo: el sarampión, la tosferina, el dolor de barriga, las picadas de mosquito y los pies sucios, que quite el dolor que sentimos cuando se nos atragante algún hueso y también sería estupendo que sirviera para abrillantar muebles.

-Tú no estás bien de la cabeza ¿verdad?

-Por eso estoy aquí. Quiero que me de una midicina con sabor a fresa, que quite el zumbido de los oídos y si además quita los mareos, los granos en la nariz y los pinchazos en el pecho, sólo faltará que cure el dolor de muelas…entonces habré encontrado exactamente la midicina que necesito.”

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Mis hijas han descubierto a Pippi Lamstung. Están fascinadas con todas las aventuras y la creatividad de este espíritu libre que no tiene anestesiada la imaginación. http://bit.ly/2dPsbSH 

Buscar ese tipo de “midicina” es lo que todos queremos, algo fácil que sirva para casi cualquier cosa, desde el simple catarro a la depresión, pero cuando sabemos que hay que tomar los cuatro litros de ese sabor a fresa, aunque sea a pequeñas cucharadas, la cosa cambia. 

Es lo que ocurre con la Atención Plena. Es algo sencillo, insípido e inodoro, barato, sin efectos secundarios, no se necesita nada ni a nadie, su práctica es discreta y sus beneficios son numerosos; sin embargo, no todo se consigue estando en el aquí y ahora.

Ocurre que la corriente imparable de la existencia nace con entusiasmo y curiosidad pero la interpretación de nuestras circunstancias personales se van colgando a la espalda tal que mochila o Mono de Pippi y hace que esa corriente pierda fluidez. Son memorias que el inconsciente guarda sensitivamente con celo y se reactivan una y otra vez en muy diversas formas (estrés, reacciones impulsivas, irritabilidad, síntomas físicos…)
La meditación trata de calmar el cuerpo, la emoción y la mente para “desde esa calma” poder ver y acceder a la mejor versión de uno mismo. Con este acercamiento al verdadero ser, los viejos pensamientos, registros y creencias que no ayudan, caen por sí mismos, actualizándose así el software de esa persona. 

Se trata de prestar Atención a los instantes de vida, a lo que surge, sin ser una seta aburrida y si esto no se consigue, al menos podemos darnos cuenta que tenemos el mono a la espalda.