Continuamente estamos en lucha con el afuera y eso nos tiene en descontento permanente, pero es momento de empezar a darnos cuenta de que aquello que elegimos en cada momento es lo realmente importante: Elegir entre el amor o el miedo. 
Cuando vivimos en la razón, en el drama y el estrés, elegimos nuestras respuestas habituales que generalmente ya sabemos a que dan lugar, un lugar en el que nosotros no estamos, sólo está nuestro intelecto y el «porque siempre ha sido así»
Cuando empezamos a vivir en Atención Plena, en Presecia, nos damos cuenta de que podemos  cambiar esos hábitos que nos llevan siempre al sufrimiento. Realmente somos nosotros los que elegimos sufrir porque vivimos en el papel de víctimas. En este papel siempre creemos que tiene que ver con nuestras circunstancias o con alguien externo que no hace lo que nosotros creemos necesario para ser felices: «Mis hijos no me escuchan», «mis alumnos no prestan atención», » mi pareja no me entiende», » Mi jefe no dialoga»…así interminablemente. 
Cuando comenzamos a cambiar nuestra percepción del mundo cambiamos nuestra resistencia, nuestra visión de la vida, el prisma a través del que miramos. Si limpiamos los cristales de nuestras lentes la percepción del mundo cambia, cambia la resistencia que presentamos a lo que creemos la realidad, cambian nuestras ideas. Cuando nuestra percepción cambia, el mundo cambia porque empieza a reflejarnos a nosotros mismos.
Para muchas personas es imposible imaginar algo así. Es imposible creer en cambiar porque es algo que hay que vivenciar, experimentar para comprobar.
Cuando la experiencia propia se desenvuelve aparece la percepción y el «darse cuenta». 
Cuando nos damos cuenta, podemos cambiar lo categórico y rotundo por la flexibilidad, haciendo que  todo se transforme a través de nuestra visión. Fluir es dejar que la vida se encargue y observar, únicamente observar para descubrir el aprendizaje en el sinsabor. 
Sin oponerse, sin sufrir.
Fluir es descubrir.
Fluir es avanzar siguiendo el ritmo que la vida nos marca.
Desde el amor.