Cuando existe autoestima y autoconocimiento las circunstancias externas que nos pueden activar y sumergir en emociones contractivas como la rabia o el enfado son controladas desde el interior. Se tiene la capacidad y la claridad de saber nuestra posición. ¿Quién soy? ¿Qué me interesa? ¿Qué me nutre? ¿Qué me hace sentir bien?.
Mantener la serenidad y la estabilidad. Eso es el control. 
El autocontrol camina hacia el desapego.
Reprimir es algo totalmente distinto que se aleja del conocimiento propio y se hace desde el «deber y el tener que». Se parte de la incapacidad, el miedo y lo que se percibe es una obligación. No es un proceso consciente y por tanto todo aquello que se reprime explota en otro lugar, con otras personas o en uno mismo.
La autoestima hace crecer el autocontrol desde la comprensión y la franqueza hacia uno mismo.
¿Practicas el autocontrol o te reprimes?