Percibimos la realidad a través de nuestros filtros personales. A partir de lo que vemos, oímos y experimentamos se forman nuestras opiniones, que al repetirse dan lugar a creencias y éstas pasan a ser nuestras certezas sobre la vida. Estas convicciones nos guían sin que seamos conscientes de ello.

Algunos ejemplos:
Las cosas siempre me salen mal.
Eso no lo puedo conseguir.
¡Hoy va ser un día terrible!
No sirvo para nada.
No le caigo bien a la gente.
Es difícil conseguir dinero.
Trabajar es una tortura.
Mi vida no me gusta.
Eso es demasiado caro para mí.
Soy tont@, soy torpe.
Todo lo malo me toca a mí.
Tengo mala suerte.
Nunca llego a tiempo.
No soporto que me critiquen.
A mi edad ¿qué voy a hacer ya?
¡Qué van a pensar de mí!
Es lógico que siempre me sienta mal.
No puedo fiarme de la gente.
No existen personas que valgan la pena.
Yo soy así y no puedo cambiar.
Siempre estoy preocupad@.
¡Yo no me lo puedo permitir!
Siempre estoy ansios@.
Para qué habré nacido. ¡La vida es terrible!
Tengo muchos defectos.
Los problemas me persiguen.
Lo bueno dura poco.
Yo olvido pero no perdono.
Me odio, no me soporto.
¡Me las van a pagar!
No merezco que nadie me quiera.
Mi familia no me gusta.
Seguro que me pongo enfermo.
No quiero vivir así.
Si cambio seguro que no me quieren.
¿Te reconoces en alguna?
Las creencias limitantes son pensamientos.
Los pensamientos se pueden cambiar.
Si cambias tus pensamientos…¡Cambia tu vida!
Desde el amor.