«Mi hija necesita autoestima pero no quiero que sea una egoísta»

Esta frase sacada del contexto da mucha información pero lo que quiero destacar hoy es la confusión que existe entre ambos términos. Esta ambigüedad, propiciada por la educación, hace que seamos reticentes a querer saber más sobre cómo amarnos a nosotros mismos y es muy habitual que cuando se comienza a hablar de autoestima enseguida se alce una voz, será la de la conciencia, que la identifica con el egoísmo.

Me parece apropiado aclararlo para poner en su lugar cada cosa y que la autoestima se vaya posicionando donde favorablemente le corresponde.

La Rae define el egoísmo como el «inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás». Podemos completar con esta definición la que da de la autoestima: «valoración generalmente positiva de uno mismo»…que hace atender preferentemente el interés individual o personal para así luego poder asistir de manera amorosa a los demás.

Cuando ejercitamos la autoestima y el valor propio…
* Nos hacemos cargo de nuestra vida y dejamos de hacernos cargo de otras que no nos corresponden.
* Usamos nuestro poder de decidir y elegir, expresando lo que realmente queremos.
* Somos íntegros con nuestros propios pensamientos y los llevamos a un lugar importante…porque son nuestros.
* Entendemos la vida como algo más fácil que pensar como piensa otro o como pensará sí…
* Comprendemos la vida como el aprender a ser uno mismo sin tener que actuar para…
* Nos sentimos mejor porque la confianza es la mejor aliada del Yo mismo y hace que todo mejore.

Cuando practicamos la autoestima absolutamente TODO se coloca en el lugar adecuado. En el lugar que le corresponde cuando la vida se estima. La salud, el trabajo, las relaciones sociales, la pareja, la familia, la prosperidad económica…son parte de ese TODO que se beneficia cuando nos acompañamos de esta inmejorable amiga que es la autoestima.

Lejos de ser egoísta o padecer de narcisismo, hace ser merecedor de lo bueno para extenderlo, como un manto, hacia los demás.

Aclarando las cosas desde el amor.