Para que una persona triunfe en la vida el componente fundamental es que tenga una sana y elevada autoestima. La actitud hacia uno mismo afecta a la forma de vivir.
Si se logra que la persona se respete, se considere digna de atención, valiosa y merecedora de todo lo bueno, entonces su vida cambia porque puede conducir su vida y su ambiente.
Esto es importantísimo para los niños y ayudarles a desarrollar la autoestima es el mayor regalo que les podemos hacer.
Si el niño reconoce quien es él mismo por medio de las palabras amorosas que le llegan o por medio de la consideración de su propio nombre, entonces la construcción de su propia imagen le beneficiará.
Antes incluso de que el niño pueda usar su lenguaje oral, habrá creado una representación de sí mismo basándose en la forma de trato de los que le rodean. Absorbe la visión de su propia persona tal cual lo ven las personas que forman su entorno. Esa es nuestra responsabilidad, que no culpabilidad, de adulto.
NADA, NADA, NADA, se escapa de la atención del subconsciente y cual ordenador va grabando y guardando en el disco duro. En este punto llamo la atención sobre esas frases que se oyen en ocasiones: «No te preocupes, es pequeño y no se entera»; «No tiene edad para entenderlo».
Ser conscientes de las palabras y actitudes hacia los más pequeños es nuestra responsabilidad.
La consciencia es la base del cambio.
Soy consciente y cambio desde el amor, porque con amor todo crece mejor.
Amanda Cass y sus amorosas ilustraciones.