Vivo la vida en mi compañía.
Nunca estoy sola, siempre conmigo.
Si yo no me ocupo de mí misma, ¿quién lo hará en mi lugar?
¿Quién mejor que yo, sabe lo necesario y deseable para mí?
Mi pasado está lleno de dudas y debilidades.
Mi présente las cura y las repara.
La espiritualidad del yo se llama autoestima,
donde tomo espacio para afirmarme y construirme.
Desde el amor por mí, crezco y me expando.
Generosa Lombardero.