Surgen dudas, preguntas e inquietudes.
La respuesta tal vez no llega en el momento porque se alarga en el espacio y en el tiempo.
La vida es un espejo, nos devuelve el reflejo de lo que somos y además nos lo repetirá hasta que aprendamos la lección. Las personas que tenemos en nuestra vida nos muestran la visión de una parte de nosotros mismos, nos guste o no.
«No me agrada recibir». La contestación puede ser demasiado obvia: ¿tú das? o puede ser más complicada ¿qué te das a ti mismo?. Las soluciones siempre salen del interior.
Si sonríes a la vida, esta te devuelve la sonrisa. Sé el primero en quererte, date amor, mímate, hazte caso y entonces «soportarás» que los demás te den. Conéctate con tus sueños, con tu niño interior y cuando bailes porque te gusta, estés en la naturaleza porque respiras, suprimas el estrés porque lo necesitas o hagas deporte porque te encanta y no te lo permites por falta de tiempo, entonces aceptarás de buen grado que te den.
Lecciones maravillosas que siempre tienen algo que enseñarnos, si la aprendemos daremos un pequeño paso en nuestro crecimiento, combatiremos nuestro ego, avanzaremos y más lecciones aparecerán.
Así es, la vida está viva y no nos la podemos perder. Las personas que se cruzan en nuestro camino nos dan la información: son las que están y están las que son porque es lo que necesitamos en ese momento.
Creemos que nuestro problema es único y diferente pero en realidad todos somos emoción.
Todos somos uno.
Desde el amor.