El camino para aprender a amar y permitir a otro su grandeza, permitir tener alas propias, permitir encontrar las alturas más elevadas y poder tomar responsabilidad cada uno de sí mismo.
Para ello hay que observar los propios miedos: Si yo hago esto…¿le gustará o no?. Hay que encontrar la propia seguridad interna y permitir que lo mismo haga el otro.
El amor verdadero tiene la valentía de mantenerse por sí solo, no se alimenta de la renuncia de la otra persona. La codependencia no es amor, es algo diferente; es algo que nos reprime y nos ahoga. Cuando nuestro autocuidado desaparece por sacrificio hacia el otro,¿qué sucede con esa relación?, se transforma en rencor y esto aleja el amor, dando paso al resentimiento.
Pero si las dos personas crecen y desarrollan su potencial, entonces el amor florece en dos individuos amándose a sí mismos, independientes y volando juntos.
Crecer, sin depender.