Hay cosas que pertenecen al pasado y seguimos llevando encima: unas creemos que son triunfos y otras pesadas cargas; en realidad no hay distinción entre ellas. Todas forman parte de nuestra mochila.
Puede ocurrir que el saco pese tanto que nos cueste caminar y a algunos hasta les impida moverse.
Lo que llamamos cargas son aquellas cosas que nos han pasado y que consideramos como desgracias, aquello que nos ha dejado marcados porque creemos que lo hicimos mal, que nos equivocamos o sentimos que nos no lo merecíamos y no llegamos a comprender por qué tuvo que ocurrirnos a nosotros.
Lo que consideramos triunfos es aquello que hemos sido y ya no somos. Aquello que por el hecho de no serlo ahora nos hace sentir tristes. Es aquello que nos impide vivir en el presente, en el aquí y el ahora, porque nos ancla en el pasado haciéndonos infelices por lo que tuvimos y ya no tenemos, ya sea juventud, belleza, amor, poder, fama o medallas y muchas cosas más.
Puede que haya cosas en el pasado a las que todavía no has encontrado un sentido y aún te preguntas por qué tuvo que pasarte algo así. Pero el por qué no es importante. Si quieres preguntarte algo, que sea: ¿para qué?.
Una forma práctica de darle sentido a la vida es ir descubriendo cómo una a una todas las cosas que nos han ocurrido se relacionan inspiradas por un propósito extenso y dándonos cuenta de que tienen sentido y encajan perfectamente en un contexto muy amplio.
Recuerda la pregunta: ¿Para qué?