Y…¿CÓMO RESUELVO LO MÍO?

Y…¿CÓMO RESUELVO LO MÍO?

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Y…¿CÓMO RESUELVO LO MÍO?

Hay preguntas para las que la respuesta es No.
Un no taxativo y contundente.
No se aprueban unas oposiciones por participar en un curso de Mindfulness ni comienza a crecer pelo en una bella calva por cultivar la interioridad.

Tal vez se consiga calma y determinación para los exámenes o se empiece a ver con agrado el apasionante mundo del sombrero pero el Universo va a seguir girando como lo ha venido haciendo hasta hoy. 
El Mindfulness No es una varita mágica. El trabajo interior no es ni lo quiere toda la sociedad. La Atención Plena no cambia el mundo ni lo pretende.

No tiene poder contra el paro, los abusos, la falta de dinero, los atascos, la violencia, la muerte, las rupturas de pareja, ni otros graves o más leves inconvenientes cotidianos.

Esta práctica, este entrenamiento mental, lo que trata es de acompasar todos esos momentos que van apareciendo en cada línea de vida, desde una mirada serena. Consiste en, partiendo del poder de la aceptación, no generar sufrimiento con aquello que no está sucediendo en realidad.


Se puede explicar mil veces en que consiste el Mindfulness, se pueden leer infinidad de libros sobre el tema pero las palabras son insuficientes y se quedan cortas ante cualquier mínimo periodo de práctica.
La atracción por lo desconocido hace que nos acerquemos sólo a la descripción para, desde ahí, decidir si es o no para nosotros.

Hay preguntas con un No por respuesta porque las personas que las realizan tratan de encontrar una ratificación y necesitan que otra les confirme que, efectivamente, lo suyo no tiene solución.

En muchos casos quieren únicamente acompañante para su victimismo o una oreja que escuche su versión de la triste realidad. Otras buscan una poción mágica y milagrosa para sus dolencias emocionales, para sus circunstancias vitales.
Exigen que todo funcione “ya”, que alguien les de una fórmula para un bienestar instantáneo, o como mucho para que surja en un par de semanas, sin darse cuenta que su malestar tampoco se ha creado de un día para otro.

Prestar Atención es algo muy sencillo pero poco fácil en un mundo lleno de estímulos, colmado de actividad, atestado de movimiento constante, saturado de responsabilidades variadas y múltiples.

Nos sentimos arrastrados por la sociedad a la que culpamos y de la que, al mismo tiempo, formamos parte.
Prácticamente no existen momentos para detenernos y apreciar la vida, con lo que traiga en ese momento.
Sin embargo, aquellas personas que se comprometen consigo mismas a una práctica de Atención regular y constante son las que reciben sus beneficios.

Así que siento decir que no. Nada cambia porque se respire cuatro veces de manera consciente, pero tal vez todo lo complejo que pueda ser tu vida o lo más oscuro que resulte un problema pueda ser resuelto de manera silenciosa, constante, profunda y desde un cambio en la conciencia.
Cambios sutiles, movimientos pequeños, delicados, casi imperceptibles al principio y que son la base de grandes transformaciones. Evolución desde dentro hacia fuera. Un proceso que va llenando levemente de lucidez el despertar de cada mirada.

La pauta y respuesta a la pregunta que, si se aplica, va dando resultados: Suave-Mente. 

Soy una persona valiosa.

Soy una persona Valiosa

En el colegio de mis hijas puede leerse un rótulo con la frase: “Porque te quiero, te pongo límites”.
 
Ser valioso es uno de los cimientos de la autodisciplina porque cuando uno se considera valioso, se cuida a sí mismo, aprecia su tiempo y desea emplearlo bien. Este sentimiento, el de ser valioso, es esencial para el equilibrio emocional y resultado de los primeros años de vida, de cómo se abona el crecimiento en la niñez.
 
Si amamos algo, si lo estimamos, le dedicamos tiempo para cuidarlo y disfrutarlo. Esto ocurre con los hijos, a quienes les ofrecemos todo ello porque el amor y la disciplina exige nuestra Atención Plena y tiempo. Cuando no tenemos espacio para ellos o no estamos dispuestos a dedicarles atención no podemos advertir cuando expresan la petición de ayuda y disciplina. Siempre se pueden percibir sutiles necesidades en cómo estudian, de qué manera comen, si no dicen la verdad, si eluden los inconvenientes, si enfrentan el miedo…El tiempo es necesario para escuchar y ajustar, leer cuentos, dar un abrazo, un beso, ánimos o explicaciones. La disciplina es Presencia. Mindfulness para estar Atento y Presente en sus vidas acompañando sus emociones y estados sin crítica. La función de padres y madres es acompañar, sosteniendo y conteniendo lo que sientan. Para sostener es necesario poder observar nuestras propias emociones sin que nos arrastren, para contener es imprescindible comprender y comunicarse.
 
Nuestros hijos se dan cuenta cuando los padres hacen esto. No se traduce, por supuesto, en una gratitud inmediata, es sólo un “ si mis padres están aquí, dispuestos conmigo y con lo que siento, entonces merezco la pena, es que soy una persona valiosa”. Ese es el comienzo de la autodisciplina. 
 
En muchas ocasiones los padres creemos conseguir la disciplina de un modo fácil y rápido. Queremos controlar e imponer desde la amenaza abierta del abandono: “ si no haces cómo necesito que hagas entonces…no te quiero, te abandono”,  No se abandona en el sentido literal del término, sino que no ofrecemos palabras tranquilizadoras, únicamente desaprobación. Por este camino se construyen adultos que se abandonan, llenos de un profundo sentimiento de invalidez. Mindfulness te ayuda a centrar tu atención a tus hijos
 
El tiempo y la calidad de los momentos que los adultos dedicamos a los hijos indica a éstos el grado en que son valorados. Esto no significa frecuentes declaraciones de amor, diciéndoles repetida y mecánicamente que los queremos por encima de todas las cosas porque los niños nunca son engañados con palabras huecas. Suelen agarrarse a ellas porque desean, por encima de cualquier cosa, ser amados pero inconscientemente saben cuando las palabras de sus padres no están respaldadas por sus actos. 
 
Para sentir el propio valor y tener cierto grado de autodisciplina y seguridad se necesita el ejemplo coherente y genuino de los padres desde la Presencia. Cuando no es así, se puede adquirir de otras maneras pero es un camino, y lo digo por experiencia propia, poco fácil que dura toda la vida. 
 
La educación de nuestros hijos pasa por nuestro propio desarrollo personal. Esto es así.
 
¿Te sientes una persona valiosa?