Un día para la muerte. La muerte, cada día.

Un día para la muerte. La muerte, cada día.

Oportunidad de Crecer

Hace unas semanas me comunicaron la muerte de una compañera. Había compartido con ella cuestiones importantes sobre educación, hijos, familia, emociones, salud…lo divino y lo humano. Su muerte me llenó de tristeza recordándome mis propias pérdidas personales.

Cada noticia de un fallecimiento muestra la realidad de nuestro propio fin. Sabemos que llegará ese punto final y aún así la noticia siempre sorprende.

Cuando es una persona muy cercana, muy querida, hay una sensación de incredulidad, como si no pudiera ser posible. El impacto repercute como un eco que nos acompaña con un sonido cavernoso, amplio, cerrado y vacío.

El tema de la muerte es un tabú que, sin embargo, normaliza en la existencia. Parece que queremos borrar la imagen de lo que sabemos que tarde o temprano llega.

Huimos de sus pensamientos rápidamente, perseguidos por la certeza de que el río fluye hacia delante y siempre desemboca en el mar, se funde con él. No querer afrontar a la muerte como pareja de vida, evadirse y no mirar a esta compañera de viaje, nos paraliza y aleja de un gran aprendizaje: “saber soltar”.

La sabiduría perenne de todos los tiempos ha intuido el hecho de que afrontar la muerte nos hace llevar una vida con sentido. Krishnamurti decía que el verdadero temor es, en realidad, a la vida.  Porque para encontrarle un sentido a la muerte, para aceptar y entregarnos al tránsito final desde la aceptación, antes hay que encontrarle un significado a la vida. Y ese es el verdadero temor.

Hay una necesidad exclusivamente humana de sentir que no hacemos este camino para nada. Hay algo que nos empuja a comprender profundamente nuestro comienzo unido al final. Las inevitables pérdidas que afrontamos, nos lo presentan en el recorrido para que lo mantengamos reprimido en la oscuridad o le demos sentido.

¿Tal vez algo más grande nos transciende y nos abraza? ¿ Quizá sólo dejando atrás la mente intelectual podremos comprender algo más? ¿Tal vez el dolor de las pérdidas tiene su función?

En cada duelo, en cada mirar a la muerte, hay un tiempo en que progresivamente nos alejamos de ese ser perdido. Desde ese lacerante dolor entramos en la apertura del corazón, maduramos, obtenemos nuevos recursos para renacer a la vida de manera diferente.

Negar una cara de la existencia, negar la muerte, es asegurarnos el sufrimiento. El camino para mitigarlo es acercarnos al dolor como algo natural de nuestra realidad. Así cuando aparece el dolor de la pérdida, a pesar de sentirlo eterno, lo abrazamos confiando en que se serena. De esta manera, el dolor cumple su función.

Si observamos la vida como un viaje de experiencias, una gran oportunidad de probar lo intenso del dolor y lo apasionado del placer, entonces podemos comprender quienes somos en realidad. El dolor de cada pérdida nos invita a mirar hacia dentro, a soltar la identificación con las acciones, objetos y personas que nos rodean. En la medida que soltamos esa identidad superficial, ese dni de nuestro personaje, podemos encontrar la esencia inamovible que no se puede dañar.

Gracias al amor, de quienes primero que yo se han marchado, puedo ver en cada pérdida una oportunidad para crecer. Puedo sentir el dolor al mismo tiempo que confianza y calma profundas. Esto lo da la comprensión transpersonal, la realidad de que todo es impermanente excepto la esencia que nunca cambia.

Somos esencia.

Compromiso con la vida

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Compromiso con la vida

Todo ser humano tiene unas necesidades que son comunicadas a través de las emociones. Protección, contacto, seguridad, atención, descanso, reconocimiento…todas anunciadas a bombo y platillo por el embajador emocional.

Cuando no somos capaces de ver lo que aflora en nosotros, cuando huimos de la emoción, estamos negando nuestra humanidad, lo indispensable.

El  principal protagonista de la vida de cada ser es…ese ser. Observar en cada ámbito de la vida cuáles son mis necesidades, no es egoísmo, es atender la coherencia desde el buen juicio. Porque la emoción hace evidente un problema que la razón ha de resolver.   

No se requiere preparación para lo fácil, para la alegría o para el placer. Cuando en el propio existir aparece lo agradable, no buscamos la fortaleza que reside en nuestro interior sino que nos permitimos sentir lo que acontece. En las situaciones complicadas requerimos que aparezca esa fuerza que nos guíe para no perder el norte.

El conocimiento interior es precisamente eso, un ánimo resistente que dirige como un timón. No elimina el dolor, la tristeza o el miedo porque esto es consustancial al ser humano, sin embargo aporta paz, seguridad y favorece la comprensión de la vida en su dimensión total.

ayuda enormemente a llevar con más ligereza las circunstancias poco gratas.   Puedes preguntarte: ¿Qué no va bien en mi vida? ¿Puedo mirar hacia aquello que me desagrada? ¿Me enorgullezco de cómo lo encaro? ¿Qué ocurre cuándo tropiezo una, otra y otra vez en la misma piedra? ¿Cuánto de compromiso hay conmigo?   Son tantas las preguntas que nos podemos hacer, mindfulness ayuda a vernos a nosotros mismos  

Compromiso con nosotros mismos

Distintas respuestas o reacciones aparecen ante estas preguntas:  

Hay personas que ante una realidad difícil, la niegan y afirman insistentemente que están perfectamente, que no necesitan cambiar y no hay nada que mejorar. Dicen estar bien pero no lo están; existe algo que no gusta pero se niegan a verlo y generan un mecanismo de escape para no afrontarlo.  

Crean algún tipo de evitación ante la sensación desagradable. Seguro que en la mente del lector aparecen ejemplos de esto. Una adición al trabajo para evitar afrontar la comunicación con adolescentes o con la pareja, puede ser una buena imagen.  

“Reconozco que hay un desafío, sin embargo no se puede resolver porque no se pudo en el pasado” Este es el soporte para quienes no quieren acoger nada nuevo con actitud de aprendizaje.

Hay que reconocer que no lo sabemos todo y nuestro pequeño ego humano es, en ocasiones, muy pesado para abrirse a otras posibles vías. ¿Qué me va a contar nadie de mi problema, que yo no sepa? Siempre hay la posibilidad de abrir la mirada ante cualquier cosa o circunstancia vital, reevaluar la situación y no encerrarnos en nuestra propia ignorancia.  

Otros individuos (el más numeroso) aceptan y afrontan el reto con una promesa. Siempre en el futuro, siempre incumplido. El asunto se resolverá después de un cuando: cuando cambie mi economía, cuando conozca a alguien, cuando termine esto o pase aquello, cuando aparezca milagrosamente el tiempo necesario, cuando compre tal o cual, cuando adelgace, cuando esté en forma…

La voluntad se lanza hacia un porvenir impreciso, así se mantiene constante la solución en una colorida ilusión futura.  

Asumir qué todos tenemos conflictos, problemas, desafíos y defectos. La vida no lo es sin estos componentes. No encontrar solución, ofrece la opción de pedir ayuda. Bajarnos de nuestras expectativas ante cómo debería ser para solventar la cuestión, abriendo la mente a otra mirada.

Desde la humildad, saber solicitar apoyo para descubrir la fuerza que hay en esa acción. La petición de ayuda, lejos de ser una debilidad, es un refuerzo de nuestra fortaleza.  

Mirar hacia otro lado no evita la responsabilidad que nos pertenece. 

La emoción con su tenacidad siempre nos indicará si existe la voluntad y el compromiso hacia uno mismo. Si hay compromiso personal, entonces surge la satisfacción, como forma de amor propio.  

¿Te comprometes? El amor siempre está ahí para indicar cual es el camino adecuado.  

Soy Generosa Lombardero.
Puedes acceder a mis Cursos de Mindfulness en Esencia de Atención

SENTIR LA OSCURIDAD

SENTIR LA OSCURIDAD

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Sentir la oscuridad

Siempre surgen las dudas cuando vives en la noche oscura. Entonces le podemos preguntar a la luna sobre nuestro miedo, la  baja energía y nuestra pérdida de sentido en la vida durante ese terremoto emocional. Ella nos conectará con la transformación de lo profundo y con dolorosos procesos de duelo.

El descenso a la soledad, al desierto y al vacío precede siempre a la renovación porque donde hay un nada fértil puede nacer una liberación y surgir con fuerza la propia verdad.

Lejos de lo que puede parecer, crecer interiormente no es un proceso en línea recta sino que hay que aprender a vivir en contacto con las emociones y los sentimientos. En la noche oscura, por la que muchas personas hemos transitado, se encuentra la transformación necesaria. Dolor, desolación, depresión, tristeza, amargura, pueden ser la antesala de lo creativo y enriquecedor

Cuando nos dejamos llevar hacia lo profundo del remolino, sin resistencia, antes salimos de esa vorágine.

 

Perderse para poder encontrarse.
Momentos de cambio y de renacimiento.
Desde el amor.

 
 

¿QUIERES RESPIRAR BIENESTAR?

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¿QUIERES RESPIRAR BIENESTAR?

Comienzo mi colaboración con Credeser con una invitación. Te invito al Bienestar desde la práctica de la Atención Plena o Atención Consciente. El contenido y las sugerencias de mis artículos están orientadas a la construcción de hábitos mentales saludables a partir de un cambio en el foco de Atención hacia aquellas cosas que por comunes y cotidianas, pasamos por alto. ¿Hay algo más frecuente, normal y ordinario que respirar?

Observa la gran importancia que tiene la respiración en nuestras vidas. Inspiramos y espiramos de manera automática sin ser conscientes del valor que esta acción espontánea e incontrolada conlleva y merece. Es el constante testigo de toda nuestra travesía vital y podemos utilizarla para sobrevivir, como generalmente hacemos, o puede ser un instrumento de transformación, calma y bienestar.

Así ha ocurrido desde hace miles de años en las grandes tradiciones espirituales, que se han apoyado en ella.   El ritmo pulsante de la respiración acompaña el movimiento de la vida en cada instante.

La respiración es agitada antes de una prueba o examen, contenemos el aliento ante el pánico y el dolor, con el beso se convierte en sutileza, se expande con la alegría, se encoge con la tristeza, desaparece con la sorpresa y suspira con la melancolía.   Cuando nacemos y durante un tiempo mientras somos bebés, respiramos plenamente con el vientre relajado. Todo nuestro cuerpo se mueve en una danza armoniosa que de manera libremente natural nutre todas las células del cuerpo.

Pero sucede que, unas personas antes que otras, comenzamos a sentir estrés y la respiración se ve alterada. Suspiramos a menudo, tensamos el vientre, sentimos cansancio, falta de energía, enfado, rabia, irritación o ansiedad y todo ello hace que el equilibrio entre inhalación-exhalación, desaparezca.

La palabra “Spíritu” tiene como significados: aspirar, inspirar, espirar, respirar, suspirar, transpirar…fuerza vital, coraje, ánimo, esencia de la vida. La relación entre alma y espíritu es muy común. Si le prestas Atención puedes poner tu respiración al servicio del bienestar del cuerpo, mente y espíritu. Tal como respiramos vivimos, así que una respiración superficial conlleva una vida de poca profundidad, sensación de vacío y una experiencia igual de insuficiente con uno mismo. Por eso hay innumerables razones para practicar la Atención Plena a la Respiración.   Siete Razones para practicar la Atención a la Respiración  1.

La respiración así realizada disuelve las tensiones y hace desaparecer el estrés. Si se respira correctamente se abandona la pauta de “ataque o huída” y se adquiere la pauta de relajación. El organismo sale del estado de alerta y se reconduce hacia la calma. (Te dejo aquí mi artículo: “Las mil caras del estrés” https://bit.ly/2nAqYko)

  2. Tiene un efecto directo sobre el nivel de energía. Al respirar con eficacia, se dispone de mucha más energía física, te sientes más animado y productivo.   

3. Sirve para gestionar mejor nuestras emociones. Sobre las emociones queda mucho por aprender y la educación emocional es un área que hay que abordar para una sociedad saludablemente equilibrada. La Atención Plena a la Respiración ayuda a expresar, aliviar y es de gran ayuda en la comunicación con los demás.   

4. Previene y ayuda a mejorar problemas físicos. La bibliografía sobre respiración está llena de ejemplos en los que se comprueba que con unos principios de respiración atenta, se pueden aliviar enfermedades y apoyar la recuperación hacia la salud.   

5. Alivia el dolor. Así como en el parto natural, el dolor se puede reducir e incluso eliminar aplicando Atención Plena a la Respiración.   

6. Favorece la concentración y el rendimiento físico. La localización de la Atención aumenta con una respiración sana y lo mejor que se puede hacer para largos períodos de concentración es practicar la Respiración Consciente.   

7. Facilita los procesos de crecimiento personal. La respiración ayuda a percibir las barreras que impiden amarnos. Podemos elegir la Atención a la Respiración como un camino hacia esa experiencia humana tan esencial que es aprender a amar. Amor hacia uno mismo y hacia los demás.  Leído lo anterior, esta es mi sugerencia y recomendación para el Bienestar: Dedica un tiempo a prestar Atención Plena a la Respiración.    * ¿Sientes cómo te llenas de energía al inhalar y cuando exhalas cómo te vacías abriéndote a lo desconocido? ¿Tomas conciencia de los ritmos sutiles, pero siempre cambiantes?

Ponte en contacto con el movimiento del abdomen para relajar el plexo solar, esa parte en la boca del estómago donde se guardan las emociones.   

Fíjate en tus patrones de conducta y lenguaje: “estoy sin aliento”, “dame un respiro”, “parece que me ahogo”, “me falta el aire” …   

Cuando tu respiración es agitada, intermitente o ruidosa seguramente sientes miedo, nervios o enfado. No hay posibilidad de respirar lenta, regular y conscientemente sintiendo al mismo tiempo las sensaciones del estrés. Obsérvalo para descubrir el punto de encuentro entre la respiración inconsciente que te limita y el poder de ejercer la Atención Plena y Consciente a la respiración. Ahí es donde se encuentran el Bienestar y la Calma. ¡Respíralo!