por Generosa Lombardero | Dic 25, 2019 | Esencias
Ser escuchado es un regalo.
Saber escuchar es cultivar el presente.
«Y no solamente hacer una pausa en lo que digo y permitir que, mientras cojo aire, el otro se de el lujo de decir algunas palabras.
Escuchar es ESCUCHAR.
Y no es una selectiva búsqueda, más o manos concentrada en el discurso del otro, de aquellas de sus palabras que me sirvan para enlazar con arte mis propios argumentos. Como si una conversación no fuera más que un encuentro con un compañero que aporte ideas para permitirme explayar mi pensamiento.
Escuchar es ESCUCHAR.
Y se diferencia completamente del acto de intercambiar turnos de oratoria con otro que tampoco escucha.
¿Por qué nos cuesta tanto abrirnos a la comunicación sincera y abierta? ¿Por qué nos resistimos tanto antes de abrir realmente nuestros oídos y nuestro corazón a lo que otros nos dicen?
Si es cierto que el futuro está por construirse, no es menos cierto que lo haremos mejor si prestamos atención en el presente a lo que nos rodea: hechos auspiciantes, optimistas y reveladores que solo podremos apreciar si aprendemos a escuchar de verdad.
Sólo de esta manera podremos acostarnos cada noche un poco más serenos y levantarnos cada mañana un poco más sabios.»
Jorge Bucay
¿Escuchas para comprender o escuchas para contestar?
¿Necesitas sentirte escuchado/a?
¿Necesitas escucharte?
¿Expresar?
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por Generosa Lombardero | Nov 12, 2017 | Blog
Soy una persona Valiosa
En el colegio de mis hijas puede leerse un rótulo con la frase: “Porque te quiero, te pongo límites”.
Ser valioso es uno de los cimientos de la autodisciplina porque cuando uno se considera valioso, se cuida a sí mismo, aprecia su tiempo y desea emplearlo bien. Este sentimiento, el de ser valioso, es esencial para el equilibrio emocional y resultado de los primeros años de vida, de cómo se abona el crecimiento en la niñez.
Si amamos algo, si lo estimamos, le dedicamos tiempo para cuidarlo y disfrutarlo. Esto ocurre con los hijos, a quienes les ofrecemos todo ello porque el amor y la disciplina exige nuestra Atención Plena y tiempo. Cuando no tenemos espacio para ellos o no estamos dispuestos a dedicarles atención no podemos advertir cuando expresan la petición de ayuda y disciplina. Siempre se pueden percibir sutiles necesidades en cómo estudian, de qué manera comen, si no dicen la verdad, si eluden los inconvenientes, si enfrentan el miedo…El tiempo es necesario para escuchar y ajustar, leer cuentos, dar un abrazo, un beso, ánimos o explicaciones. La disciplina es Presencia. Mindfulness para estar Atento y Presente en sus vidas acompañando sus emociones y estados sin crítica. La función de padres y madres es acompañar, sosteniendo y conteniendo lo que sientan. Para sostener es necesario poder observar nuestras propias emociones sin que nos arrastren, para contener es imprescindible comprender y comunicarse.
Nuestros hijos se dan cuenta cuando los padres hacen esto. No se traduce, por supuesto, en una gratitud inmediata, es sólo un “ si mis padres están aquí, dispuestos conmigo y con lo que siento, entonces merezco la pena, es que soy una persona valiosa”. Ese es el comienzo de la autodisciplina.
En muchas ocasiones los padres creemos conseguir la disciplina de un modo fácil y rápido. Queremos controlar e imponer desde la amenaza abierta del abandono: “ si no haces cómo necesito que hagas entonces…no te quiero, te abandono”, No se abandona en el sentido literal del término, sino que no ofrecemos palabras tranquilizadoras, únicamente desaprobación. Por este camino se construyen adultos que se abandonan, llenos de un profundo sentimiento de invalidez. Mindfulness te ayuda a centrar tu atención a tus hijos
El tiempo y la calidad de los momentos que los adultos dedicamos a los hijos indica a éstos el grado en que son valorados. Esto no significa frecuentes declaraciones de amor, diciéndoles repetida y mecánicamente que los queremos por encima de todas las cosas porque los niños nunca son engañados con palabras huecas. Suelen agarrarse a ellas porque desean, por encima de cualquier cosa, ser amados pero inconscientemente saben cuando las palabras de sus padres no están respaldadas por sus actos.
Para sentir el propio valor y tener cierto grado de autodisciplina y seguridad se necesita el ejemplo coherente y genuino de los padres desde la Presencia. Cuando no es así, se puede adquirir de otras maneras pero es un camino, y lo digo por experiencia propia, poco fácil que dura toda la vida.
La educación de nuestros hijos pasa por nuestro propio desarrollo personal. Esto es así.
¿Te sientes una persona valiosa?