Estamos acostumbrados a llenar la vida con cosas que nos proporcionan comodidad y seguridad, quizá durante algún tiempo. Nos refugiamos, o escondemos, en el trabajo, en la ocupación, en el esfuerzo por mejorar, en cuidar a los demás, en el éxito, en el elogio, en el dinero, en las adicciones, en el exceso. Cada quien es cada cual y va haciendo como quiere o puede.
Las crisis nos demuestran que estos oasis, o espejismos creados, no impiden el dolor de la pérdida. La indefensión y la vulnerabilidad evita que confiemos en la vida. Aceptar lo que hay, tal cual son las circunstancias. No podemos entender la naturaleza de la realidad, porque es difícil estar presente en medio de circunstancias dolorosas y difíciles.
La práctica del Mindfulness ayuda a practicar la presencia y a establecer una base calmada en la que anclarnos ante cualquier situación. Atender a la emoción que sentimos, para darle cabida en lugar de rechazarla.
Te regalo una práctica para que encuentres el oasis en ti.
Cuando te pido que me escuches y tú sientes el deber de hacer algo para resolver mi problema, no respondes a mis necesidades.
¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas, sólo que me escuches.
Aconsejar es fácil, pero yo no soy un incapaz. Quizás esté desanimado o en dificultad, pero no soy un inútil.
Cuando tú haces por mi lo que yo mismo puedo hacer y no necesito, no haces más que contribuir a mi necesidad; pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece aunque sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, sino empezar a descubrir qué hay dentro de mí”. Arnaldo Pangrazzi.
Esta es una práctica Mindfulness para escuchar a tu Cuerpo.
Si quieres un tiempo de Escucha Consciente, puedes contactar conmigo por cualquier medio.