Un corazón de sentimientos. ¿Y que dice la ciencia?

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Un corazón con sentimientos

Nos llevamos la mano al pecho para jurar, el miedo nos encoge el corazón, la tristeza nos lo parte y la alegría nos lo llena. Alguien con un corazón de oro es una persona buena, a los avisos intuitivos se les llama corazonadas y declaramos el amor con todo nuestro corazón. ¿Refranes sin sentido, costumbres, sabiduría popular? ¿Tal vez, casualidad?

La manía de que únicamente lo que vemos con los ojos existe, se resiste a admitir otras realidades. Personas sanas sufren paradas cardíacas y fallecen poco tiempo después del estrés sufrido por la pérdida de su pareja. Ayer se llamaba casualidad, hoy se reconoce como el El síndrome del corazón roto y se ha probado en los estudios de Facultades Universitarias: la muerte de uno parece precipitar la del otro.

En el Principito, la novela de Saint Exupéry, el zorro regala una confidencia:

– “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

– “Lo esencial es invisible para los ojos” —repitió el principito para acordarse.

El hombre de hojalata, en el Mago de Oz, buscaba desesperadamente un corazón para amar, sentir y vivir. Al espantapájaros, que pedía un cerebro, le decía: – “Ser inteligente no te hace feliz y la felicidad es la mejor cosa del mundo”.

Que es el corazón para la ciencia

Como sucede a menudo, la ciencia confirma lo que la humanidad sabe desde su comienzo. Hay una conexión corazón-cerebro con gran poder transformador. Un línea de investigación, la neurocardiología, indica que el corazón posee un forma de inteligencia diferente al cerebro, con mucha más influencia en nuestra vida de la que podemos imaginar o nos permitimos reconocer.

La razón del cerebro tiende a separar y analizar las partes, mientras que el corazón busca la síntesis. Ambas inteligencias se complementan en un baile sutil y parece que el binomio es dirigido por el órgano del amor. Es por tanto inteligente conectarse a lo sensible para adquirir un buen vivir.

Podemos pensar con el corazón y la ciencia apunta a que esto es fundamental para el ser humano. La biología molecular dice que el órgano rojo que impulsa la sangre es la glándula más importante del cuerpo y da respuesta a nuestra experiencia en el mundo produciendo y liberando hormonas que afectan a todas las funciones.

Un alto porcentaje de las células cardiacas (más de 60%) son células neuronales, no musculares como se creía, idénticas a las células nerviosas del cerebro. El corazón comienza a latir en el feto, antes que se forme el cerebro y no se sabe exactamente qué es lo que inicia su comienzo. El ritmo pulsante del corazón se genera desde él mismo y no necesita estar conectado al cerebro para latir.

No somos los únicos seres vivos capaces de organizarse en sociedades, de resolver problemas, de utilizar herramientas o de comunicarse. Creo firmemente que a poco que se observe, se ven carencias evidentes en esto que acabo de enumerar como atributos merecidos.

Es necesario ampliar el concepto de inteligencia porque algunos aspectos son…carentes de toda lucidez. Visto lo visto y leído lo anterior, podemos recalcular el objetivo de la inteligencia para rescatarla del reducto cerebral, sacarla de lo puramente racional e incluir nuevos componentes y perspectivas. Porque el éxito profesional o social no significa buenas relaciones personales, ni equilibrio en lo afectivo.

Cuando se ve la inteligencia como un conjunto de capacidades que se relacionan entre sí para dirigir nuestros pensamientos, emociones y acciones.

Cuando se entiende la inteligencia como creatividad a la hora de encontrar soluciones útiles y eficaces, entonces el concepto incluye lo intelectual, emocional, espiritual, social y también lo cultural. La comprensión de la inteligencia pasa por integrar lo lógico con lo no tan evidente e incluso sorprendente.

La comunidad científica ha ido subiendo por los peldaños desde la inteligencia simple, a la triple, distribuida, pasando por la emocional y la múltiple, dando cada vez más relevancia a todo lo que aporta el corazón. Manejo de las emociones, habilidades sociales, creatividad, motivación o sentido del humor se admiten ya como inteligencia.

Esto tiene mucho que ver con este órgano como gobernante porque genera un campo de ondas (esto es calor, presión, sonido, luz, señales eléctricas, magnéticas y electromagnéticas) ¡cien veces mayor que el del cerebro! y que reciben todas las células del cuerpo. Las señales que emite son fundamentales para el funcionamiento global del organismo y además guarda memoria de corto y medio plazo que nos permite tomar decisiones prácticas y rápidas sin necesidad de la intervención cerebral.

El corazón influye en nuestra percepción de la realidad y en la relación que tenemos con la vida. Cuando usamos la sabiduría del corazón todo se armoniza y funciona correctamente porque es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones expansivas. Como el zorro del Principito te cuento un secreto: Cultivando las cualidades del corazón, la vida se llena de satisfacción y bienestar: apertura hacia otras personas, escucha amable, paciencia, cooperación, aceptación de las diferencias, coraje… Amor.

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¿ Qué pensamientos tienes ?

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¿Qué pensamientos tienes?

Estamos esperando en la cola para sacar unas entradas. De repente, una mujer le da una bofetada a la que está a su lado. Le grita, llamándola de todo menos bonita, y aún gritando se aleja rápidamente.

La otra mujer a los pocos minutos también se marcha sin pronunciar palabra. Las personas que seguimos esperando, sin saber realmente lo que sucedió, vamos dando gratuitamente interpretaciones de la escena.

Cada una a su manera muestra el propio sentir: alguna está enfadada, otra sorprendida, otra siente pena por la que recibió la torta, otra preocupada porque eran conocidas, a un adolescente le hace una gracia tremenda …. y así con todas las que rodeaban el punto cero.

En todos los casos, la emoción que mostraban era la consecuencia de sus pensamientos porque cada una, sin excepción, hizo su propia lectura.

Nos describimos el mundo desde nuestro diálogo interno y ponemos a cada experiencia que ocurre una etiqueta. Nos damos explicaciones de lo que aparece, al lado de palabras como bueno, malo, agradable desagradable, seguro o peligroso. Todo ello forma parte de una conversación íntima, propia y personal que está coloreada por nuestros pinceles mentales.

Recuerdo como, cuando iba al colegio, ante la proximidad de los exámenes y a pesar de ser buena estudiante, solía caer en un bucle de pensamientos tormentosos.

Si no estudio, suspendo; cuando suspendo, repito; si repito, no encontraré trabajo para poder vivir… ¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer si mis padres faltan? Al miedo de suspender se unía el más terrible de todos para una niña, el pánico a quedarme sin mis papás. Así que me subía a una autoexigencia desmesurada que no me permitía dormir.

Nadie podía escuchar mis pensamientos y aunque fueran futuribles irreales, yo me los creía.

Nadie está libre de ese diálogo interior, la mayor parte de él es inofensivo y sirve para la logística diaria. Sin embargo, observarlo es el primer paso para conseguir gestionar las emociones que desencadena.

Hay diálogos Internos poco saludables que afectan muchísimo a la calidad de vida. Son muchos y variados; éstos son los más evidentes.

Pensamiento Dantesco

La mente vive en futurible catastrófico. Se proyecta hacia un futuro imaginario que muestra desde el escenario caótico a una terrible tragedia muy posible. Seguramente nada de ello ocurrirá, sin embargo, como la mente no sabe distinguir entre realidad y ficción, la química corporal responde con miedo a este diálogo y la inyecta en torrente sanguíneo. Este diálogo generalmente comienza por: “¿y si…ocurre tal o cual cosa?

Pensamiento de Autocrítica

Se fija siempre en las limitaciones y los defectos. Se recrea en la comparativas con otras personas o situaciones y siempre siente que está en desventaja. Algunas frases de este diálogo son: “no lo merezco”,

“No soy capaz”, “no puedo”.

Pensamiento Mártir

Desde un estado victimista hace ver a la persona que siempre atraviesa algo insalvable o insostenible. El individuo se siente desprotegido y sin esperanza, se llena de lamentaciones pero no hay intención de cambiar las cosas. Este diálogo suele decir: “nadie me valora”, “no les importo”, “no me entienden”, “siempre me toca sufrir”.

Pensamiento Autoexigente

El cansancio, agotamiento, nervios y estrés son los productos de esta tendencia a la perfección. Los objetivos siempre han de cumplirse y los errores son imperdonables. Lleva la intolerancia no sólo hacia sí mismo sino hacia los demás. Interviene con sentencias como estas: “no es bastante”, “no está suficientemente bien”, “no es perfecto, puedes hacerlo todavía mejor.

Comprender no es lo mismo que entender y hay sutilezas que llegan a ser grandezas. Me parece interesante trasladar esta diferencia porque es posible entender algo y no comprenderlo en absoluto. Comprender es hacer propio lo que se entiende, actuando de manera consecuente con ello.

Es ser consciente de algo e integrarlo en uno mismo para transformarlo en acción y si no lo hacemos preguntarnos el porqué. Entender es captar la idea, comprenderla es acogerla dentro para que sea útil. Comprender es el: ¡Aha, esto es!; ¡Qué claro lo veo!; ¡Eureka! Me sirve para la vida.

Seguro que puedes entender que tus conversaciones mentales afectan a tu realidad. Si pasas a comprenderlo, si las atiendes realmente, puedes mantener la distancia sin ahogarte en ellas.

Dirigirte desde lo que te quita energía a lo que te nutre. Desde el miedo al amor.

El Amor siempre muestra la dirección adecuada.

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Compromiso con la vida

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Compromiso con la vida

Todo ser humano tiene unas necesidades que son comunicadas a través de las emociones. Protección, contacto, seguridad, atención, descanso, reconocimiento…todas anunciadas a bombo y platillo por el embajador emocional.

Cuando no somos capaces de ver lo que aflora en nosotros, cuando huimos de la emoción, estamos negando nuestra humanidad, lo indispensable.

El  principal protagonista de la vida de cada ser es…ese ser. Observar en cada ámbito de la vida cuáles son mis necesidades, no es egoísmo, es atender la coherencia desde el buen juicio. Porque la emoción hace evidente un problema que la razón ha de resolver.   

No se requiere preparación para lo fácil, para la alegría o para el placer. Cuando en el propio existir aparece lo agradable, no buscamos la fortaleza que reside en nuestro interior sino que nos permitimos sentir lo que acontece. En las situaciones complicadas requerimos que aparezca esa fuerza que nos guíe para no perder el norte.

El conocimiento interior es precisamente eso, un ánimo resistente que dirige como un timón. No elimina el dolor, la tristeza o el miedo porque esto es consustancial al ser humano, sin embargo aporta paz, seguridad y favorece la comprensión de la vida en su dimensión total.

ayuda enormemente a llevar con más ligereza las circunstancias poco gratas.   Puedes preguntarte: ¿Qué no va bien en mi vida? ¿Puedo mirar hacia aquello que me desagrada? ¿Me enorgullezco de cómo lo encaro? ¿Qué ocurre cuándo tropiezo una, otra y otra vez en la misma piedra? ¿Cuánto de compromiso hay conmigo?   Son tantas las preguntas que nos podemos hacer, mindfulness ayuda a vernos a nosotros mismos  

Compromiso con nosotros mismos

Distintas respuestas o reacciones aparecen ante estas preguntas:  

Hay personas que ante una realidad difícil, la niegan y afirman insistentemente que están perfectamente, que no necesitan cambiar y no hay nada que mejorar. Dicen estar bien pero no lo están; existe algo que no gusta pero se niegan a verlo y generan un mecanismo de escape para no afrontarlo.  

Crean algún tipo de evitación ante la sensación desagradable. Seguro que en la mente del lector aparecen ejemplos de esto. Una adición al trabajo para evitar afrontar la comunicación con adolescentes o con la pareja, puede ser una buena imagen.  

“Reconozco que hay un desafío, sin embargo no se puede resolver porque no se pudo en el pasado” Este es el soporte para quienes no quieren acoger nada nuevo con actitud de aprendizaje.

Hay que reconocer que no lo sabemos todo y nuestro pequeño ego humano es, en ocasiones, muy pesado para abrirse a otras posibles vías. ¿Qué me va a contar nadie de mi problema, que yo no sepa? Siempre hay la posibilidad de abrir la mirada ante cualquier cosa o circunstancia vital, reevaluar la situación y no encerrarnos en nuestra propia ignorancia.  

Otros individuos (el más numeroso) aceptan y afrontan el reto con una promesa. Siempre en el futuro, siempre incumplido. El asunto se resolverá después de un cuando: cuando cambie mi economía, cuando conozca a alguien, cuando termine esto o pase aquello, cuando aparezca milagrosamente el tiempo necesario, cuando compre tal o cual, cuando adelgace, cuando esté en forma…

La voluntad se lanza hacia un porvenir impreciso, así se mantiene constante la solución en una colorida ilusión futura.  

Asumir qué todos tenemos conflictos, problemas, desafíos y defectos. La vida no lo es sin estos componentes. No encontrar solución, ofrece la opción de pedir ayuda. Bajarnos de nuestras expectativas ante cómo debería ser para solventar la cuestión, abriendo la mente a otra mirada.

Desde la humildad, saber solicitar apoyo para descubrir la fuerza que hay en esa acción. La petición de ayuda, lejos de ser una debilidad, es un refuerzo de nuestra fortaleza.  

Mirar hacia otro lado no evita la responsabilidad que nos pertenece. 

La emoción con su tenacidad siempre nos indicará si existe la voluntad y el compromiso hacia uno mismo. Si hay compromiso personal, entonces surge la satisfacción, como forma de amor propio.  

¿Te comprometes? El amor siempre está ahí para indicar cual es el camino adecuado.  

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Relación. Amor como Pegamento

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En el espacio entre nacimiento y muerte todo es relación. Nos relacionamos con la salud, con el dinero, con la comida, con el trabajo, con la abundancia, con la muerte, con la vida, con los otros. Todo es en sí mismo relación dual, sea lo que sea o quien sea qué esté al otro lado. Somos una especie que necesitamos del semejante y hacemos lo que podemos para sentir el cálido aliento humano que dulcifique nuestro viaje. Nadie está tan sólo como pueda parecer. 
¿A cuántas personas se puede conocer en una vida?
 


Uno de los mayores indicadores de bienestar es la calidad de nuestros vínculos y de las relaciones significativas. Familia, pareja, amigos íntimos, compañeros laborales, colegas…y todas esas personas que se cruzan con nuestra mirada para compartirla, quizá en espacios de tiempo más pequeños pero con su intensidad nos acompañan recorriendo juntos un tramo del camino. 

Todos deseamos relaciones que nos nutran, abonen lo interesante, nos aporten paz y equilibrio, sin embargo es en la pareja donde encontramos el mayor reflejo, con todas sus cualidades y las muchas sombras escondidas. La pareja supone el vínculo nuclear por excelencia.
Cuando un alma afín aparece respondiendo a nuestra demanda interna sólo podremos sostener la estabilidad en el par si hay una buen auto-aprecio previo.
Esto no es una fórmula mágica, ni receta magistral que genere instantáneamente una relación plena, amable y consciente “con uno mismo”, sino que supone un proceso de apertura del corazón en el que logramos transformarnos en la persona que desearíamos como pareja.
En el momento que conseguimos mostrarnos con las cualidades, dones y expresando las fortalezas de esa persona admirable que nuestra mente imagina…justo en ese instante la vida ofrece las sincronías que dan paso a un camino sin regreso. 

Absolutamente nadie puede regalarnos felicidad, ni solventar lo que es asunto de nuestra propia competencia y responsabilidad. Si esperamos llenar un vacío personal con la presencia de quien asegura o creemos que puede cubrir nuestras carencias, atraeremos parejas que, en esa misma escala, ponen su propio poder fuera de sí mismas.
Sea lo que fuere y cómo ocurriere, todo tiene sentido visto desde la totalidad, con una mirada transpersonal y supone un peldaño en el proceso de nuestra consciencia hacia la amplitud de la Conciencia.

No hay pareja ideal, cada quien tiene la relación que se ajusta y es interesante para sus particulares circunstancias. El inicio idóneo para emprender lazos saludables comienza por admitir, reconocer y aceptar el propio inventario de sombras.
Habernos reconocido en quienes nos llevan a la rabia o nos hacen enfadar e identificar las heridas que traemos de serie. Después de comprender e integrar estas “incorrecciones”, se abre el corazón para poder cuidar de nuestros vínculos. Cuando así hacemos; cuando a través del sendero del autodescubrimiento ponemos sobre el tapete los patrones internos, se cruzará con nosotros quien también haya madurado y quiera encontrar el mismo resultado. 

Si necesitamos amor y ser amados tenemos que crearlo, cultivarlo y expresarlo cada día porque, en realidad, la pareja es un espejo que refleja la realidad interior.
Esa que es sustentada en gran parte por las experiencias emocionales que hemos registrado durante la época infantil. En las relaciones, cuando surgen conflictos, emergen con ellos los sentimientos dolorosos de resentimiento, odio, desprecio, rencor, rabia. Aspectos en los que estamos atrapados por algún tipo de complicación, desorden o dificultad, anterior en el tiempo, y no resuelta en su momento.
Cuando iluminamos con el foco de la consciencia y el amor cualquier circunstancia devastadora para la relación, terminamos comprendiendo que el verdadero rival no está en la persona que nos irrita sino que se encuentra dentro y es, únicamente, corrigiendo esta perspectiva que la lucha desaparece. 

Debajo de las máscaras que nos recubren, en este juego de formas que es la vida, los demás no son tales, sino iguales en esencia. Conquistados por esta sencilla verdad, conectamos fácilmente con el resto de los corazones y es entonces cuando nace la auténtica compasión y la confianza.
El cambio en las relaciones, sean cuales sean, viene de un cambio en el corazón. Algo interno, personal, profundo y silente que, de uno en uno y desde dentro hacia fuera, va extendiendo nuestro íntimo círculo amable y compasivo. Amarnos a nosotros mismos para amar más allá. Para amar el todo. 

Tenemos una asombrosa aptitud para el amor y ese es el autentico poder como seres humanos. Si tomamos consciencia de esto y hacemos algo con ello; si nos damos cuenta de nuestra verdadera capacidad y pasamos a la acción, entonces se expandirá la conciencia. La pareja y la relación dentro de ella es un excelente escenario donde observarnos, conectar con el corazón, darnos, aprender, crecer, madurar y amar. 

Amar es comprender-nos. 
Amar es aceptar-nos.

Regalos y Deseos

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Agradecimientos

A el Revistín

Llega un momento del año muy propicio para el agradecimiento, los regalos y deseos. Así que quiero agradecer el interés por la aportación que hago en el Revistín, y enviar mi presente como relato y deseo. 

Relato

“En un gran templo de Tailandia se alzaba desde antiguo una enorme estatua de Buda hecha de arcilla. No era una de las más bellas del arte tailandés, pero había sobrevivido 500 años y convertido en objeto venerado por ello.Testigo de violentas tormentas, cambios de gobierno e invasiones, pero resistente.

Los monjes del templo advirtieron que la estatua tenía grietas y necesitaba ser reparada y pintada. Tras una estación especialmente seca, una grieta se hizo tan ancha que un monje usó una linterna para investigar qué había allí dentro. Lo que apareció al iluminar la grieta fue ¡el destello brillante del oro! En el interior de aquella sencilla estatua, descubrieron una de las imágenes en oro de Buda más grandes y preciosas creadas en el sureste asiático.

Ahora, ya despojado de la capa de arcilla, el Buda dorado atrae a multitud de peregrinos devotos de todas partes de Tailandia. Los monjes creen que esta maravillosa obra de arte fue cubierta con arcilla para protegerla en las épocas de conflictos. En realidad, la capa de arcilla que había sido tomada por la imagen real, no era sino una protección que en su día fue necesaria, pero que ocultaba lo magnífico de la estatua.

Conclusión

De un modo muy parecido, cada uno de nosotros ha tenido que hacer frente a situaciones amenazantes que nos han llevado a cubrir nuestra nobleza innata. Al igual que la gente del lugar había olvidado al Buda de oro, también nosotros hemos olvidado nuestra naturaleza esencial.”

En esa brillante Esencia, que todos poseemos, se encuentra el bienestar. Mi deseo es ese descubrimiento.

Qué hacer…

¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo encontramos esa fortuna? Relacionándonos de manera inteligente con nosotros. 

Una relación inteligente con el cuerpo. Esto supone prestarle Atención no sólo cuando duele, sino escuchar los mensajes que nos manda para atender sus necesidades reales. Descubrir los sentidos, habitarlo de forma consciente, cuidarlo con alimentación, hábitos adecuados y algo de ejercicio, entre otras cosas.

Una relación inteligente con nuestros pensamientos. Esto significa comprender el funcionamiento de nuestra mente para que sea un amiga maravillosas. Desarrollarnos para crear una mente saludable, compañera y apoyo en cualquier circunstancia. Esa que no se enrede en las películas fatales que dirige para condicionarnos. Tener la intención y el empeño de establecerla en el presente sin que pueda columpiarse penosamente entre la culpa del pasado y el miedo del futuro. Que nos ancle al ahora para dejar de ser los únicos seres vivos sin conexión con la experiencia directa.

Una relación inteligente con nuestros sentimientos y emociones. Ser plenamente conscientes de qué sentimos, sin dejarnos arrastrar por explosiones emocionales que nos hacen perder los papeles. Sumergirnos en toda la gama de emociones creando una pausa que nos permita responder conscientemente en vez de reaccionar con el programa automático de “lucha o huye”.

Una relación inteligente con la actividad. Dentro de la sociedad en la que vivimos podemos elegir sumarnos al ritmo frenético que la caracteriza o abandonar esa compulsión. Necesitamos recuperar la contemplación, crear un equilibrio entre hacer y no hacer. Permitirnos estar realmente presentes en cualquier labor y también en el disfrute del silencio o la meditación. Esto enriquece, da profundidad y calidad a la vida.

Valoración

¿Qué hay que valorar en estas relaciones para convertirlas en sabias? Pues tenemos que plantearnos si la razón que nos mueve es el miedo o el Amor. Es preciso que desarrollemos el hábito de hablar y escuchar (nos) con Atención para descubrir el verdadero mensaje debajo de la apariencia.

Mi deseo para todos, nos sitúa en el Ahora, en el único momento que se desarrolla la vida. No permite que el pasado ni el futuro sean carceleros sino que utiliza el primero como trampolín y al segundo como riqueza de experiencia.

Siempre es agradable recibir regalos. Es nuestra responsabilidad decidir qué hacer con ellos.

Por una Navidad Consciente. Con Amor.

 
Publicado en el Revistín (Avilés) Dic. 2018