¡YO ME CONOZCO, LA…!

AUTOCONOCIMIENTO.
Todos creemos que nos conocemos pero lo que conocemos es nuestra dinámica de conductas, es decir, como actuamos en determinadas circunstancias, la mayoría de las veces en piloto automático, porqué es lo que siempre hemos hecho, sin cuestionarnos nada más.
Conocerse es un camino, es una vía de conexión permanente con el ahora, con lo que nos está pasando, con nuestra emoción. Lejos de ser un objetivo es una ACTITUD DE CONTACTO hacia lo que sentimos.
No existe el «yo me conozco» porque cada instante es diferente y el ser humano es un pensar en constante cambio, es una energía en movimiento.
Cuando estoy atenta a lo que me pasa, puedo elegir. Puedo dar una respuesta en coherencia con lo que siento y no reaccionar, sin más. Eso es lo que trae consigo: libertad para decidir lo que quiero sentir, sin enroscarme en lo que me sienta mal.
Escoger aquello que me beneficia, sin dudar.
Eso es el autoconocimiento.
Ni más…
…¡Ni menos!

¡SENTIR PARA SER!

Vivimos en el estrés. Rodeados de problemas económicos, de relaciones, presión laboral…Pero hay personas que sea cual sea su situación parecen tranquilas.
Esas personas afortunadas muestran exteriormente lo que hay en su interior: paz.
¿Puedes pasar tiempo cada día en silencio total?
Esto no es tan difícil como parece y merece la pena porque todas las áreas de la vida se ven beneficiadas.
En el silencio se encuentra claridad, calma, satisfacción y tranquilidad. Todo lo que se decida desde ese estado mental tendrá su base en la fortaleza.
Vivimos en una sociedad de «hacer». Todo el mundo está haciendo cosas constantemente con la esperanza de que esas actividades procuren satisfacción interior, pero el riesgo es que nos definimos por lo que hacemos, no por lo que somos. Así nos medimos por nuestros logros y no por lo que somos interiormente.
Por supuesto, los logros materiales son importantes y la razón lo es, pero me refiero a que las mayores satisfacciones vienen del enfoque del «sentir» en la vida.
Tenemos que vivir con nosotros todos los días de nuestra existencia y motivarnos por el deseo de sentirnos bien, pero para muchos es preferible llenar sus vidas con actividad constante que enfrentarse al ser vulnerable que llevan dentro.
Soy un ejemplo perfecto de esto.
Antes era «hacer» ahora prefiero «sentirme bien».
Desde el amor hacia mí, elijo.

¿JIRAFA O CARACOLA?

Crecer para conocerse y conocerse para crecer.

¿Qué hay detrás de nuestra apariencia?
¿Qué hay detrás de nuestras sensaciones, de nuestras emociones ?
¿Qué es lo que nos estimula y motiva?
¿Qué es lo que nos inquieta o conmueve?
¿Qué gestos e ideas nos acompañan cuando sentimos lo que sentimos?¿Qué nos duele cuando ocurre tal o cuál cosa?¿Cómo se refleja en nuestro cuerpo la frustración, la culpa, el rencor o la autoexigencia?

Estamos en una zona difusa cuando entramos en nuestro interior. Dentro encontramos una densa niebla que nos hace mirar hacia otro lado porque en realidad no sabemos nada y se nos hace muy difícil mantenernos ahí, así que rechazamos mirar nuestro propio yo y llevamos la mirada siempre hacia afuera.


Intentamos manejar el exterior y aprendemos probando, tropezando, cayendo y repitiendo.
Nos han educado para negarnos a nosotros mismos, convirtiendo la autoestima en arrogancia y egoísmo pero hay que madurar esa consciencia de nuestro propio ser.

Descubrir el valor propio y gestionar nuestras emociones nos enriquece y hace que surjan nuestros verdaderos valores, esos que nos hacen sentir bien. Tenemos que descubrirnos, que conocer los mensajes de nuestro cuerpo, que madurar esos aspectos internos porque es la base para un Buen Vivir.

Yo les digo a mis hijas que crecer hacia arriba, como las jirafas, está bien; pero crecer hacia dentro, como las caracolas, está mucho mejor.

¿Qué quieres ser?

«YE LO QU´HAI»

Aceptación. 
«Sí». Decir «sí» a lo que es, a lo que está, a lo que hay. Admitir que las cosas son como son.
«Sí». Es mucho más que tolerar, que resignarse y no intentar. Consiste en mira a los ojos del problema y abrazarlo porque éste existe. Es una ideología vital base del budismo: Sí, ocurre y lo afronto.
«Sí» es el pistoletazo de salida para la acción que transforma, para cambiar lo necesario. Variar nuestra visión del mundo interior y exterior, aceptando la perspectiva que tenemos de nosotros mismos para así, progresar.
Estamos acostumbrados a revolvernos y batallar contra la realidad; a intentar cambiarla si nos daña y nos desgastamos en un combate inútil que nos hace sufrir, nos entristece y nos amarga.
Lejos está la pasividad de ser cobardía ni sumisión, sino que se convierte en un actuar mejor, más calmado y orientado a comprender.
Aceptarnos a nosotros, al ajeno y a las circunstancias son los tres lados de este triángulo. Cuando consentimos las fragilidades propias, éstas se convierten en nuestra fortaleza, abriendo así nuevos caminos de pensamiento y comportamiento. 
Admitiendo que algo existe en otro, nos preparamos para asumirlo y afrontarlo inteligentemente. 
Aceptando la enfermedad podremos luchar contra ella, ¿cómo podríamos hacerlo si no?. 
Si reconocemos que la guerra o el hambre están ahí, podremos dar una solución que no parta del mismo plano de miseria en que fue creada. 
Los asturianos hábilmente hemos trasladado esta virtud al lenguaje coloquial con nuestro: «Ye lo qu’hai».

Pues eso.

¡¡PON EL FOCO EN TU GRANDEZA!!

Aquello que uno está dando es lo que se hace válido.
Tenemos que enfocarnos en el amor, en la paz, en la unidad, en el dar, en el darse como origen de todo; y eso lo va a definir a uno mismo.

El nuevo año que pronto comienza, va a ser definido por las acciones propias. El mundo que yo quiero ver tiene que ser aquello que yo estoy siendo.Transformarse en acciones de amor, de abundancia, de alegría, de serenidad,…es la manera de crear un mundo así.

YO VOY A HACER ESO QUE YO QUIERO VER.

Es así de simple y es en ese momento, justamente por el foco propio, que el mundo cambia. Cambia completamente.

Es tan fácil enfocarse en lo que está mal. Hay una costumbre arraigada que por ahí nos lleva, pero es mucho más valiente enfocarse en lo que uno quiere. En el mensaje que se quiere enviar, en lo que se quiere crear…y eso es responsabilidad y grandeza.

¡¡Muestra tu grandeza!!