por Generosa Lombardero | Oct 22, 2015 | Blog
Crecer significa cambiar. Cuando crezco, me expando y soy permeable a nuevas cosas, conceptos, personas, situaciones…me abro a la vida. La vida es dinámica y proporciona cambios constantes si lo permitimos. Todo es un fluir sin fin: pleamar-bajamar, sístole-diástole, inspiración-espiración, noche-día. Todo se sucede, todo viene y va: estaciones, emociones, estados de ánimo, pensamientos, percepciones.
La famosa zona de confort ofrece una falsa aunque atrayente estabilidad pero evita la transformación. El miedo, el estrés, la contracción en sus variadas formas nos limita, nos hace sentirnos más pesados, nos aplasta e impide que seamos amplios, brillantes, envolventes y más amorosos.
Ante situaciones nuevas yo suelo hacerme esta pregunta: ¿Lo haría si no tuviera miedo?. Las caras del miedo suelen ser de muchas formas: vergüenza, inquietud, rigidez, quietud, restricción…Las buenas preguntas tienen la capacidad de desbloquearnos cuando nuestras respuestas son honestas.
Mi vida está instalada en cambios constantes y cuando miro mi situación veo que me expando aunque también temo. La balanza está inclinada hacia la confianza y esa conciencia de expansión. Así que respiro junto a mis tres maestras para movernos creando una inercia contagiosa hacia todo lo nuevo. Mis maestras son mis hijas que me llevan de la mano hacia lo diferente.
Ángela, mi hija mayor, nació con una lesión cerebral y fue el comienzo del viaje hacia mi interior. Ella es una auténtica representante del «Movimiento Slow”. La vida sucede en cámara lenta y con Atención Plena. Un abrazo, coger el tenedor, meter el brazo en la manga de la chaqueta, levantar la cabeza para mostrar que escucha, responder con una sonrisa. Todo se convierte en un acto importante y cuidadoso que conecta con las sutilezas de la vida.
La vida es un aprendizaje sutil, en el que aprender a fijarse en los detalles hace de cada día una aventura llena de sorpresas. Eso me ha enseñado mi hija en el camino de la Atención Plena. Ángela es Mindfulness y yo he aprendido a respirar esa actitud.
Presto Atención a la Vida.
Desde el Amor.
por Generosa Lombardero | Oct 7, 2015 | Blog
En los talleres de iniciación al Mindfulness se toma contacto con la escucha activa, consciente y amorosa. Nos resulta raro y sorprendente cuando tenemos que escuchar sin hablar. Es necesario escuchar para ser capaces de entender.
¿Estamos dispuestos a comprender?
El otro es distinto a mí, es algo diferente y nuevo. Se trata observar con curiosidad esa referencia, ese programa y conocer su sentir.
¿Cómo hacemos esto?
Escuchando. Escuchar para percibir, sin querer dar la respuesta correcta, ni siquiera la respuesta. Sin aconsejar, ni aportar la experiencia que nos ha servido. Sin preocuparnos por lo que diremos cuando el que habla termine, ni querer aportar nuestra solución. Sin interrumpir, ni cercenar la posible emoción que aparece.
La mente abierta escucha significados, emociones, sentimientos, interiores y profundidad. Escucha pasiones mientras mira a los ojos sin mover la lengua. La mente abierta es receptiva y empática pero no es simpática porque la simpatía implica juicio, una aceptación de la historia para estar de acuerdo y la empatía es un abrirse sin juicio, sin ataque. Es recibir tal cual. Sin llegar a ninguna idea. Abrirse a lo que es.
Tememos al silencio a pesar de que en él están muchas respuestas. Cuando permitimos el silencio, nuestro silencio, aparece la intuición y la guía interior. En la escucha de la mente abierta hay un contenedor inmenso de confianza, de la propia y de la ajena, más una total aceptación. La confianza es sanadora y terapéutica porque nace de una tierra abonada con buena disposición, valoración y aprecio hacia el otro.
Escuchar con mente abierta es abrir los oídos del corazón.
En el corazón sólo hay Amor.
por Generosa Lombardero | Jun 14, 2015 | Blog
Estar solo y sentirse solo. La sensación de que nadie está a nuestro lado es muy diferente a una situación temporal sin alguien alrededor y esto nos produce miedo e inseguridad. Creemos y lo vemos como un castigo difícil de sobrellevar.
Cultivar el arte de encontrarse con uno mismo es descubrir nuevas cosas y posibilidades que enriquecen nuestra vida. La incapacidad para estar solo o desocupado demuestra falta de confianza y aleja de la claridad mental y la unicidad. Somos seres únicos que merecemos nuestra propia atención para ser más fuertes y a seguir adelante.
Podemos sentir Soledad Temporal en ocasiones. Soledad Emocional cuando no vivimos una relación intensa o duradera con otra persona y esto puede generarnos desafecto y desconfianza. Y Soledad Existencial cuando la vida parece no tiene significado ni propósito.
Tomar contacto con nosotros, habitar el silencio y la comunicación directa con nuestro propio ser es sanador y energetizante. Es un hábito a practicar, tratando de reconocer y alimentar el amor con el que nos tratamos para conseguir una autoestima saludable.
por Generosa Lombardero | May 31, 2015 | Blog
Vivimos en un sistema en el que prima lo mental, lo racional, lo teórico, la disciplina sin sentido, lo rígido, las valoraciones académicas, lo intelectual, la perpetuación de la ignorancia ante la sabiduría innata, la consecución de objetivos condicionados por el miedo…
Yo soy resultado de este sistema pero puedo desaprender para también integrar y abrazar algo más transformador: Una educación holística e integral. Educación desde una nueva mirada a la esencia y al amor en la que la auto-observación, el silencio y la escucha consciente tengan un papel primordial. Una educación poco intensa pero penetrante.
Apuesto por lo intuitivo, por lo emocional, por la vivencia, por el respeto a los biorritmos y ciclos naturales, por lo cognitivo, por la flexibilidad, por los valores humanos, por despertar el desarrollo personal, por seguir el propio camino interno…
Un gran cambio comienza por un cambio personal. Yo cambio y la sociedad cambia. Una sociedad integrada que avanza con mente de principiante y apertura ante lo tenue y delicado.
Aprender para educar personas conscientes.
Aprendizaje sutil desde lo que alberga el corazón: Amor.
por Generosa Lombardero | May 24, 2015 | Blog
Aún cuando comas lo mejor del mundo, sigas una rutina saludable y hagas ejercicio (que por supuesto esto es lo aconsejable), el corazón y su estado es el que determina tu salud.
Las emociones, las sensaciones y las creencias profundas están albergadas en el corazón. En él se aloja también el miedo en sus muchas formas, el estrés, la preocupación constante y desproporcionada, el enfado, el resentimiento, la negatividad…todo ello afecta al sistema inmunológico elevando los niveles de adrenalina y transformando en tóxico nuestro medio.
La gente que siente su corazón contento, enferma menos, se recupera antes, vive más tiempo y más realizada. ¿Tú lo sientes?
La mayoría de las veces, condicionamos la alegría del corazón a circunstancias externas que “deberían suceder”, sueños, metas o tener cosas que deseamos. ¿Y qué pasa cuando se consiguen?, Cuando obtienes algo que realmente quieres, ¿cuánto tiempo se mantiene ese estado de logro?. Primero es fantástico pero todo se convierte en normal y aparece algo nuevo que perseguir y que vuelve a condicionar el ansiado bienestar del corazón.
Somos adictos a la negatividad y al miedo y necesitamos grandes dosis y cada vez mayores de entusiasmo para poder vencer esa adicción. La norma es sentirse amargado por el pasado o atemorizado por el futuro, creyendo que las circunstancias son las causantes de nuestra propia opresión. El miedo es nocivo para nuestro corazón y nos aleja de una lógica relación, de la armonía en el sistema nervioso y en el ritmo cardiaco. Cuando vivimos en coherencia también lo hacemos con más claridad mental y mayor capacidad para tomar mejores decisiones.
Vivir con salud es vivir desde el corazón apoyados por el intelecto.
Siempre, siempre desde el amor.
por Generosa Lombardero | May 11, 2015 | Blog
“Sólo cuando consigo algo me siento feliz. Es una sensación momentánea porque enseguida pienso en alcanzar otra meta. Es un círculo vicioso, en el que constantemente doy vueltas.”
Algo así sienten muchas personas porque el ser humano en general pospone la felicidad y así nos la venden: Serás feliz cuando crezcas, cuando te cases, cuando termines la carrera, cuando tengas un trabajo, cuando tengas hijos, cuando tengas una casa propia, cuando…. Ni conquistar, ni las relaciones, ni las posesiones, ni las circunstancias que ocurran en la vida nos la proporcionan si no sale de nuestro interior.
Sentimos tristeza, infelicidad o alegría pero ignoramos lo que es la verdadera felicidad. Eso que se esconde en una sonrisa, en caricias, en un momentito de amistad, en el compartir aburrido de lo cotidiano, en la explosión furiosa del enfado, en la grandeza de lo que dura un abrazo sincero, en una reflexión como ésta, en lo nuevo o en lo viejo cuando es mirado con mente de principiante.
Pensamos que en una vida sin problemas está la realización pero es esa fuerza interior para superar los retos lo que la acerca a nosotros.
Existe un componente externo que trastoca nuestra percepción. Eso que depende de lo que está fuera y que evidentemente hay, como la familia, el dinero, la vida social, el trabajo. Pero todo cambia, ya lo dice Mercedes Sosa en su canción, y este sentimiento se convierte en otro cuando eso que nos eleva, desaparece.
La condición de vida en la que nada nos haga sentir vencidos, sin importar lo que ocurra alrededor o falte, es la que nos da la felicidad y eso se encuentra en el sentido de fortaleza que le damos al yo.
Convencida de que cuanto más me amo, mas lo hace la vida.
Continúo aprendiendo y caminando a través de la Autoestima.
